Uritorco
The White Revolution is the only solution.
La ciencia, una vez más (y van...), ha dado el oportuno mentís a la superstición igualitarista. Los fanáticos que sostienen que todas las razas son iguales vuelven a quedar en evidencia y, sobre todo, las absurdas teorías de los que llegan a negar la realidad racial han recibido un nuevo varapalo que debería ser mortal si no fuera porque tales disparates sobreviven solamente en las calenturientas y berroqueñas mentes de los extremistas mas refractarios a todo lo que no sean delirios supersticiosos. Los recientes y vertiginosos avances en genética han colocado al ADN en el ojo del huracán y han arrojado nueva luz (aunque oportunamente velada, por ahora), sobre la vertiente científica de la cuestión racial.
Y es que en los Estados Unidos se ha puesto en marcha desde hace mas de dos décadas, al socaire de estos avances en el estudio y conocimiento del ADN, un programa encaminado a facilitar información a los personas de color de ese país acerca de sus raíces africanas. Este avance científico ha revitalizado el movimiento “Back to África” (“Vuelta a África”) que desde los años 70 había languidecido notablemente; por entonces, el enorme éxito obtenido entre la población negra estadounidense por la insoportable serie televisiva “Raices” provoco que se reavivara el interés de los personas de color de Yanquilandia por sus orígenes jovenlandeses. Miles de ellos, con enorme alegría de sus vecinos blancos, viajaron a Africa con la esperanza de encontrar información sobre sus ancestros, pero la mayoría volvió desilusionada por la falta de información concreta sobre sus orígenes (no menos desilusionados ante el regreso estuvieron sus vecinos, aunque por otras razones). Parece que ahora podría solucionarse el problema, merced a los precisos análisis de ADN.
El nuevo test de ADN es capaz de establecer vínculos indubitados entre los genes de los personas de color de EE.UU. y una base de datos de mas de 2.000 muestras tomadas de cuarenta grupos étnicos de África Occidental, zona de procedencia de la inmensa mayoría de los esclavos que fueron llebados a América. Richard Newman, investigador del WEB Dubois Institute for African American Research de la universidad de Harvard ha afirmado sobre el particular que “no se trata simplemente de saber que mi gente viene de África, sino que tengo un vinculo con una cultura, un idioma y una religión, lo que fortalece mi sentido de identidad y mi relación con Africa”. En efecto, estamos de acuerdo con la afirmación que relaciona cultura e identidad con origen racial, pero si la hiciera un blanco sería automáticamente etiquetado como peligrosísimo criminal racista.
Al hilo de las noticias derivadas de los resultados de los primeros exámenes, genetistas de la Howard University de Washington, la cual tiene disponible el test desde hace varios meses, han revelado que en el material genético de bastantes personas de color se han hallado, además de genes jovenlandeses (personas de color), otros de procedencia europea (blancos), transmitidos por linea paterna (amos que tenían relaciones sensuales y, de ellas, descendencia con sus exclavas), calculándose en un 30% aproximadamente el número de personas de color americanos que tienen un antepasado blanco con esas circunstancias. La Ciencia tiene como patrimonio la exactitud y el rigor, la superstición tiene el dinero y la propaganda.
En varias publicaciones, especialmente las de tendencias mas izquierdistas, este nuevo avance ha sido acogido con cerradas ovaciones por lo que aportará, según ellas, a la dignificación de la comunidad negra de Estados Unidos y el fortalecimiento y cohesión de sus señas de identidad. Así, Jerry Large, columnista de color del "Seattle Times" celebraba el adelanto científico, afirmando que proporcionará a los personas de color estadounidenses la base que les aporte el mismo sentido histórico y de identidad que ya poseen otras comunidades de Estados Unidos, como la irlandesa o la italiana (de acuerdo otra vez, pero ¿por qué las apelaciones en defensa de la propia identidad son un crimen atroz si se refieren a la raza blanca y un gran avance cuando de otras razas se trata?), ya que ello aporta al individuo y su comunidad un equilibrio psicológico y una actitud ante la vida y frente al resto del mundo.
Una confirmación de lo que ya sabíamos: la falta de conciencia racial y de sentido de pertenencia a una comunidad produce personas desequilibradas, desplazadas, desenraizadas y desorientadas que es lo que busca el globalismo democapitalista.
Pruebas similares fueron ya usadas (con la poca publicidad que era de esperar) para establecer que distintas familias apellidadas Levy o Cohen tienen su origen en rabinos de épocas bíblicas. Parece que el judaísmo es, después de todo, algo mas que una religión. Genealogistas y genetistas han avisado del inconveniente que van a encontrar en algunos casos los “personas de color viajeros” para localizar a sus primos de África debido a la dispersión y movimientos de población habidos, por motivos socio políticos, en el continente oscuro durante los dos últimos siglos (la Ciencia no tiene problema alguno; los problemas vienen cuando es contradicha o forzada). Por otra parte, Lester Burroughs, genealogista que ha estudiado el caso, ha señalado el peligro emocional que se cierne sobre personas de color que han crecido en Estados Unidos y se topen con la realidad cultural de sus antepasados (ciertamente, la imagen idílica, arcádica e idealizada que muchos personas de color americanos tienen, porque así se les ha inculcado desde su infancia, de la “cultura” africana dista lo bastante de la realidad como para producir un grave shock en el mas pintado).
En resumidas cuentas, crece desde hace tiempo el ya enorme arsenal de pruebas indiscutibles de que somos tan diferentes por dentro como por fuera. Defender nuestra herencia racial NO es repruebo ni puede estar tipificado como delito.
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